En el “escrupuloso recuento” de personas asistentes a la manifestación de ayer en Madrid de apoyo a la AVT, la Delegación del Gobierno de Madrid ha cometido un pequeño fallo aunque excusable.
De todos modos y excusado el fallo, la Delegación del Gobierno de Madrid deberá rectificar y aclarar que la cifra exacta de asistentes era de 120.716.
Y este fallo por el que debe rectificar y aclarar es debido a que, en nuestro autocar desde Barcelona, viajaba un chaval de 9 años y, claro, por la talla propia de la edad, su presencia pasó desapercibida a los “insignes volumetrizadores-contadores-manipuladores”. De ahí que pueda considerarse como excusable.
Un chaval de nueve años que aguantó estoicamente el viaje de ida entretenido en los juegos propios de su edad.
Un chaval de nueve años que no se arrugó a la hora de arrancar el recorrido por la calle Velázquez y que llegó hasta el final chaparrón incluido.
Un chaval de nueve años que, terminada la manifestación, regresaba al autocar ufano y orgulloso con una gorra de Peón Negro que algún otro Peón le había regalado o que su madre le había comprado.
Un chaval de nueve años que, en la parada técnica del viaje de regreso, se mostraba dispuesto a otras acometidas de la misma naturaleza.
Un chaval de nueve años que, en definitiva, por razón de la edad, no daba la talla física para ser considerado como un asistente mas pero que, su talla moral, se sitúa muy, pero que muy por encima de la demostrada por la Delegación del Gobierno y sus voceros afines.
A esa Delegación y a esos voceros a quienes se podrá excusar por no contar la presencia de un chaval de nueve años, pero que no se les puede excusar por la hijoputez de reducir a menos de un 10% la realidad que duele al Gobierno.
¡¡ Gracias Teresa por venir con tu hijo !!.
De todos modos y excusado el fallo, la Delegación del Gobierno de Madrid deberá rectificar y aclarar que la cifra exacta de asistentes era de 120.716.
Y este fallo por el que debe rectificar y aclarar es debido a que, en nuestro autocar desde Barcelona, viajaba un chaval de 9 años y, claro, por la talla propia de la edad, su presencia pasó desapercibida a los “insignes volumetrizadores-contadores-manipuladores”. De ahí que pueda considerarse como excusable.
Un chaval de nueve años que aguantó estoicamente el viaje de ida entretenido en los juegos propios de su edad.
Un chaval de nueve años que no se arrugó a la hora de arrancar el recorrido por la calle Velázquez y que llegó hasta el final chaparrón incluido.
Un chaval de nueve años que, terminada la manifestación, regresaba al autocar ufano y orgulloso con una gorra de Peón Negro que algún otro Peón le había regalado o que su madre le había comprado.
Un chaval de nueve años que, en la parada técnica del viaje de regreso, se mostraba dispuesto a otras acometidas de la misma naturaleza.
Un chaval de nueve años que, en definitiva, por razón de la edad, no daba la talla física para ser considerado como un asistente mas pero que, su talla moral, se sitúa muy, pero que muy por encima de la demostrada por la Delegación del Gobierno y sus voceros afines.
A esa Delegación y a esos voceros a quienes se podrá excusar por no contar la presencia de un chaval de nueve años, pero que no se les puede excusar por la hijoputez de reducir a menos de un 10% la realidad que duele al Gobierno.
¡¡ Gracias Teresa por venir con tu hijo !!.
Jorge Martí
http://jorgemarti.blogspot.com/
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