Eran las seis y media de la tarde de ayer o poco mas y, ¿para que negarlo?, afloraban los nervios; nervios ante lo que pudiera considerarse un fracaso.
Llegaba el material y, una vez descargado, el exceso de celo por parte del Cabo de Guardia del Palacio de la Generalidad hacía presagiar una actitud hostil y poco colaboradora contrapuesta a la que habíamos elogiado de los mossos a raíz de los acontecimientos en la anterior concentración que, por muchas circunstancias, asumimos como ensayo.
Pero no; avanzaban los minutos y, poco a poco, primero un peón, luego otro, al instante dos, tres, cuatro mas, juntos o por separado daba igual. En un momento determinado y sin ningún alarde de protagonismo, al contrario, con la mayor naturalidad, con un “…ah, ¿ya estáis aquí?..”, otro peón que no se identifica hasta que alguien, abiertamente, le pregunta quien es. No era otro que Juan Carlos Girauta quien ya había anunciado su preferencia por acudir a la concentración de Barcelona.
Se acercaban las ocho y continuaban concurriendo peones hasta que, por fin, a la hora prevista, la asistencia superaba la mejor de las previsiones dentro de la modestia a que nos condiciona una sociedad civil como la catalana y una fecha poco propicia al coincidir con portal de puente largo.
El acto se desarrolló en la mas absoluta normalidad, cumpliendo escrupulosamente con el protocolo de peones del resto de España y cumpliendo rigurosamente con el horario previsto y con las exigencias del permiso extendido por la Dirección General de Seguridad Ciudadana de la Consejería de Interior; detalle que, corrigiendo la primera impresión de hostilidad, fue agradecido de manera especial por el mismo Cabo de Guardia cuando, por pura cuestión de cortesía, fuimos a anunciarle que desalojábamos la Plaza.
En resumen, PEONES NEGROS BARCELONA no falló y si este modesto texto está titulado como “primer jaque”, vendrá un segundo, un tercero, un cuarto y cuantos sean necesarios hasta que, a las fichas blancas, no les quede mas opción que CONFESAR LA VERDAD DEL 11 M para no caer en el jaque-mate.
Que pena, no obstante, los medios de comunicación catalanes, ciegos, sordos y mudos.
J. Martí S.
http://jorgemarti.blogspot.com/
